- ¿Y qué con que la luna se halla marchado?, y ¿Qué si los dioses quisieron arrebatárnosla?
- Te equivocas, los dioses no fueron quienes nos quitaron a nuestra Selene, fuimos nosotros.
El cielo ahora permanece en un luto eterno, nunca antes en los eones pasados había sucedido algo así, y es que nuestro orgullo no conoce límites; Nos confiamos, lo admito, incluso yo llegue a pensar que su presencia sería eterna, ¡pero no le valoramos!, nos regocijamos de todo lo que nos ofrecía pero jamás obtuvo de nosotros gratitud… por esto ella se canso, se canso de ser ignorada y aun en su benevolencia se alejo, ahora nuestros mares se retuercen de furia y los tempestuosos vientos golpean las montañas quienes se lamentan en silencio; Ni un adiós tan siquiera, ni un solo aviso, solo se marcho y era su derecho.
Más ahora los elementos lloran su partida, los sabios robles del bosque se han encorvado para no tener que ver más el cielo en tinieblas y nosotros seguimos nuestro camino llorando en lo profundo de nuestros corazones aun cuando el orgullo calle nuestras lagrimas y voces, ¿hasta dónde nuestro orgullo nos llevara de nuevo?, ¡¿hasta qué punto nuestro egocentrismo nos arrastrara?!
Una última lagrima etérea se desliza por el sombrío Urano, una última lagrima de esperanza brilla con toda la fuerza que puede evocar, evocar de un pasado brillante junto a su madre y sus hermanas, pero ahora se encuentra sola acompañando a quienes lloran y lamentan la partida de Selene, a quienes lloran y lamentan la partida de sus hijas, una última estrella en el cielo nos da alientos, hace que la procelosa lluvia se calme y que los vientos vuelvan a susurrar maravillosas historias a los encorvados robles, hace que mi corazón este arrepentido de mi antigua ingratitud, hace que todos lloremos de nostalgia y miremos nuevamente hacia el vació infinito sobre nosotros.
y así mientras la última estrella del cielo llora calma para nosotros, ahora nosotros lloraremos junto a ella.
- Julian Andres Erazo Bravo (Wintercrow).
