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viernes, 2 de diciembre de 2011

En un gran campo de flores...

Y la delgada linea que separaba la realidad de la fantasía se rompió, dejando vulnerable su mente al mas grande desquicio que jamas había podido imaginar o tan siquiera pensar...
su corazón de pronto se detuvo e incluso el tiempo dejo de ser necesario en su existencia...
¿que había sucedido tan de repente?, ¿por que dejo de existir de pronto?, ¿como es que su propio ser le traicionaba?...

Imaginaba, mientras divagada en su ahora perdida mente, un gran campo de flores: Camelias, rosas, tulipanes, hortensias y miles de flores mas decoraban el irreal plano, decoraban sus pensamientos con besos de cordura... ¿un ultimo intento de volver?, pero ella no quería volver, le gustaba ese lugar... nunca antes se había sentido tan abrigada y cálida como en aquel campo de flores... y aunque sabia que quizás seria la ultima vez que viera ese vestigio de cordura materializada en flores, disfruto cada segundo el roce con dichas flores... percibiendo el aroma de su alguna vez cuerda mente... pero ahora que lo analizaba, en su locura, como fue posible que perdiera lo único de lo que se es realmente dueño... ¿como enloqueció? , su ultimo recuerdo flotaba en polen y se alejaba cada vez mas hacia las nubes distantes... hacia la inmensidad de lo que alguna vez fue su memoria, ya hora solo un gran vació azul de locura... locura, locura, locura... retumbaba esa frase una y otra vez en sus oídos como si de avispas ocultas en las flores se tratasen.

Sus ojos no por estar tras unos lentes eran menos bellos, casi que podía ver su alma a través de aquellos ojos cafés, si, ella le recordaba así... quizás algo ojerosos, pero eso nunca importo, pues ahora su recuerdo se esfumaba, se desvanecía con las grandes y blancas nubes en aquel cielo maldito... ¿por que había perdido toda su razón aun cuando tenia a alguien que le recordara la realidad?, o acaso fue el el causante de dicha locura...

el suave roce de las petunias bajo las plantas de sus pies, el extraño viento sin dirección que acariciaba suavemente su cabello y el tímido sol que se habían creado en aquel pequeño rincón de su mente insistían en llevarla lejos, insistían en separarla de la realidad por completo, ¿que no eran vestigios de cordura?, bueno, a veces la misma cordura te puede arrastrar a la locura... pero había algo que residía aun en su ya quieto corazón, un extraño hormigueo, una fuerte sensación... y entonces se dio cuenta que... aun lo amaba...

fuese EL el culpable de su ahora lamentable estado o no, ella sabia que no podía odiarle, mucho menos olvidarle... y es que en este capo de cordura y locura, es ese sentimiento que la mantiene unida a el lo único que ha podido mantenerla al tanto de todo, pero fugaz como un relámpago, así era su recuerdo... sus lazos se comenzaron a fortalecer... no había manera ya de parar...

el inmenso azul del cielo comenzó a ceder y sus ojos cafés, como la mas bella madera pulida, se hicieron evidentes, su voz retumbo en todo el místico panorama, derrumbando entonces todo lo que veía... ¿a donde van las rosas?, ¿a donde van las camelias?, ¿a donde van los tulipanes? y ¿a donde van las petunias que acariciaron tan dulcemente sus pies?... ¿a donde iría ella entonces?...

Abrió sus ojos y de frente, se encontró con aquellos ojos cafés que tímidamente se escondían tras los cristales de sus lentes, el la abrazaba con fervor, el sostenía su cuerpo con miedo, el le había dado aquel nuevo respiro de vida que construyo nuevamente la delgada linea entre la cordura y la locura...

-"Nunca me vuelvas a dejar"- dijo el entre lagrimas y sollozos.

-"Siempre fuiste un exagerado y emotivo"- respondió ella con una voz algo apagada, pero sonriente y feliz de que ni la muerte les hubiera podido separar.

-WinterCrow-

Dos almas, un libro

En un parque grande, con arboles inmensos.
En todo el centro hay bancas, una fuente, ventas de comida y artesanías. Me dirijo a sentarme con un libro en las manos; es un día caluroso -pensaba-.. todavía no me disponía a leer, no quería hacerlo, quería observar, ver a la gente pasar, sentir mi alrededor.
Pasó un niño con su madre, una persona mayor y un grupo de amigos, como de mi edad creo.
Me fijé mucho en uno que también llevaba un libro. Quería ver el titulo, el autor... pero fui subiendo mi mirada y vi sus brazos, detalle su camisa, observe sus manos, admiré su cara...
Un joven de mirada tranquila, con el cabello castaño y ojos cafés, una nariz, al igual que su boca, bonita.
Y sin embargo también pasaron...
Al cabo de un rato me fui para la casa.
En el parque el agua de la fuente ya se había congelado y yo en la banca, de nuevo con el libro en mi mano pero aún sin querer leerlo, observo las personas, hoy en realidad no pasa nadie, a excepción de un perro; hace demasiado frió como para salir y es por eso que el parque se encuentra solo.
¿Por que he ido a visitar el parque con este clima?
Bueno en mi libro el amor de la protagonista lo encuentra en un parque, ellos se ven y se dirigen el uno al otro, se sientan en una banca.
Esperaba que el chico viniera, para hacer de las palabras del libro algo cierto; pues a pesar de no leerlo me lo sabía de memoria, había perdido la cuenta de las veces que me lo había leído.
Me pare y fui en dirección de mi casa, voltee un momento y ahí estaba el joven con un libro en su mano, vi el titulo... tenía el mismo nombre que el mio.     


-María Alejandra Gutiérrez Correa-